lunes, 25 de abril de 2016

·Capítulo 37: Firyuk ·

Habían conseguido volver a Firyuk. Celeste estaba orgullosa, había logrado realizar un hechizo muy complicado, pero a la vez la reconcomía la culpa, el hechizo de teletransporte estaba prohibido... Y no por capricho. Durante la guerra de la magia, este hechizo se usaba para colarse en casas o en fincas para robar, incluso se usaba para entrar en fortalezas enemigas y atacar desde dentro. Por ello estaba prohibido, abusaban demasiado de él.
¿Qué le ocurriría si se enterasen sus maestros..? Mejor no pensar en ello, además, lo había hecho por una buena causa.
Otra cosa por la que tenía que preocuparse era la marca de su brazo... Aún le dolía, debería preguntar qué era o investigarlo.
Dejó sus pensamientos y preocupaciones a un lado para centrarse en Victoria. Era una chica extraña y por alguna razón se desmayaba con los teletransportes. Estaban subidas en un árbol, las ramas eran lo suficientemente gruesas como para que cupiesen tres personas a lo ancho. Sin querer había pensado en aquel lugar en el que pasaba las tardes con Niod y hasta allí las había llevado al teletransportarse. No estaba lejos de su casa, pero no sabía si debería llevar a aquella chica allí... ¿Sería cierto que ella era la Heredera del Poder*? En ese caso estaba más que justificado que aquellos hombres siniestros la quisieran con tantas ganas. Y explicaría lo de su extraña magia de luz.
¿Dónde estarían Niod y los amigos de la chica?
Después de meditar un poco más, Celeste decidió que lo más prudente sería volver a su casa.
En el bosque no podían entrar entes de las sombras, pero había muchos otros peligros y animales salvajes... No quería encontrarse con ninguno de ellos.
Intentó despertar a la otra chica, y, tras muchos intentos, lo consiguió.
-¿Qué…? ¿Dónde estamos?-Fue lo que pudo articular.
-En Firyuk.-Dijo Celeste, sonriendo.-¿Os dirigíais hacia aquí?-
-¡S-sí! Al fin he llegado, pero... los demás...-
-Tranquila, los encontraremos. Este es mi terreno.-
-De acuerdo, gracias.-Victoria sonrió y se levantó.
-Bueno, ¿tienes pensado pasar mucho tiempo aquí?-
-No lo sé... Supongo.-
-Entonces debes saber varias cosas. Te las contaré de camino a mi casa, ¡sígueme!-
Celeste bajó rápidamente el tronco del alto árbol, a  Victoria le dio vértigo solo mirar.
-¡Vamos!- La apremió la joven maga.
-¡Y-ya voy!-Contestó Victoria sin mucho ánimo y haciendo un esfuerzo, comenzó a bajar.

Victoria no se lo podía creer, al fin había llegado a Firyuk. No de la forma esperada, pero había llegado al fin y al cabo.
Se había separado de sus amigos y estaba con una completa desconocida que la había salvado y a la que ella había salvado, pero estaba en el bosque y seguro que el resto también estaría en él y a salvo, buscándola. Tenía que encontrarlos, pero estaba muy cansada, aquella experiencia le había dejado mal sabor de boca. Su nueva compañera tampoco tenía buena cara, llegar a su casa sería la mejor opción por el momento.
Por el camino, aquella chica cumplió lo prometido y le contó gran cantidad de curiosidades. Intentó recordarlo todo, pero era demasiada información, algo se le acabaría olvidando.
-¿Ves estas hojas? Se llaman "Dolroyau"*-Celeste señaló un pequeño árbol de tronco bajo.-Si se las trata con la magia y el ritual adecuados, pueden llegar a servir para comunicarse a distancia. Cuesta mucho lograr que todo salga correctamente, por eso suelen ser muy caras y pocos tienen el privilegio de poseerlas.-
Victoria se quedó con la boca abierta de asombro, era increíble todo lo que sabía aquella muchacha del bosque y también lo era aquel paisaje.
Los troncos de los colosales árboles eran blancos y sus hojas azules, otros poseían una corteza amarilla y sus hojas eran de un extraño y maravilloso color magenta, Victoria nunca antes había visto algo parecido. Animales grandes y pequeños se escondían por los alrededores y las seguían con la mirada, era bastante extraño.
Pero no le transmitían odio, ni malas intenciones, así que no tenía porqué preocuparse.
<<Espera... ¿No transmiten malas intenciones..? ¿Cómo he notado eso?>> Pensó Victoria.
-Oye, te estás quedando atrás, ¿estás bien?-
Victoria miraba seriamente al suelo, estaba dándole vueltas a otros temas y por eso se sorprendió al escuchar que la llamaban.
-Ah, sí... Perdón, estaba distraída.-
-Tranquila, tranquila, ya estamos cerca de mi casa, no te preocupes.-
-¡Bien, por fin vamos a llegar! Pero...-
-¿Pero...?-
-¿Quiénes eran esos hombres? ¿En qué lugar estábamos...?-
-¡Sshhh! ¡Este no es un buen lugar para hablar de ello...!-Susurró Celeste.-El bosque tiene ojos y oídos en todas partes...-
-Entiendo... Lo siento.-
-Da igual, sígueme, ya hablaremos de esto en otro lugar...-
Haciéndole caso a su guía, tras dar unos pasos más y atravesar unos arbustos bajos llegaron a un pequeño claro y Celeste se paró justo frente a un árbol.
Victoria esperaba ver alguna choza de madera o, al menos, algún tipo de construcción, pero no ocurrió de aquella manera. Allí solo había árboles y más vegetación.
La otra chica se giró y la miró seriamente.-Necesito preguntarte algo... ¿De verdad eres La Heredera del Poder*?-
Eso sorprendió gratamente a Victoria.-Sí, por supuesto que lo soy.-
-Está bien, muchas gracias por todo.-La expresión de Celeste cambió a una amplia sonrisa.-¿Lista para otra lección?-
Victoria le devolvió la sonrisa y asintió.
-Bien, ¿ves este árbol de aquí?-
Victoria se acercó para verlo mejor y apenas pudo notar que las hojas de aquel árbol no eran como las demás. Desprendían un brillo diferente al resto y su color era de un tono algo más verdoso, en cambio, el tronco era totalmente blanco, como los anteriores.
-Sus hojas... Tienen algo diferente.-
-¡Exacto! ¡Muy bien! Pues esto es lo que identifica a un Vogo Óltur*. Estos son los árboles donde residen los habitantes de Firyuk. Bueno, al menos los Spirits* viven así, los Tigrals* viven en una especie de cuevas que hay bajo las raíces de otro tipo de árbol... Pero no nos entretengamos más. Observa.-
Celeste se acercó al tronco del árbol y puso sus dos manos extendidas sobre este, cerró los ojos y acto seguido, una energía verde recorrió los surcos del tronco y las ramas de este comenzaron a moverse.
-Échate un poco hacia atrás.-
Victoria hizo caso a la petición de Celeste.
Las ramas estaban colocándose de forma que se pudiese caminar por ellas hasta la copa del árbol o, mejor dicho, hasta el cúmulo de ramas que había un poco más arriba y no dejaban ver qué había después.
Unas ramas se colocaron en el lugar donde habían estado anteriormente las dos chicas y ya formados todos los escalones, una barandilla de gruesas raíces y hojas creció por la parte exterior de estos.
La joven Heredera del Poder* estaba impresionada, nunca habría imaginado que pudiese pasar algo así y eso que ya le habían pasado cantidad de sucesos extraños.
-Sígueme.-Dijo Celeste guiñando y las dos se encaminaron por esa curiosa escalinata vegetal.
Lights Of Heaven Lights Of Heaven Lights Of Heaven - AppStarting Lights Of Heaven - AppStarting Chrome Pointer