sábado, 7 de mayo de 2016

"Dura noticia"

Era una tarde radiante, el sol dejaba ver sus últimos rayos del día y estos penetraban por las ventanas abiertas de cierta cafetería.
Allí se encontraban Yimei y Keyla, Eiri había vuelto a salir. Aquello ya se había convertido en un hábito, por lo que ya no preocupaba a Yimei. La otra chica ya sabía adónde iba el felino, además de que esa no era su mayor preocupación en esos momentos. Lo que más le preocupaba era el aviso del inminente cierre de la cafetería, Yimei no conocía este dato y por ello seguía igual de feliz que siempre.
A Keyla le alegraba que su jefa y amiga fuese feliz, pero debía conocer la verdad antes de que fuese demasiado tarde y no pudiesen remediarlo.
En ese momento estaban atendiendo a Lianndra que acababa de llegar, pero algo había borrado su sonrisa y su confianza habituales. A la chica no le apetecía bromear o alborotar como solía hacerlo normalmente, estaba totalmente apagada. No parecía ella.
-Lianndra, te noto rara, ¿qué es lo que te ha pasado?-
-A mí nada… Pero han secuestrado a Victoria y no pude ayudarla. Soy una inútil total…-
-¡No digas eso! Hiciste todo lo posible, ¿no? Pues ya está. Tranquila, seguro que está bien.-
-Pero… ¡No estuve a la altura! ¡Prometí que la iba  proteger y no he sido capaz!-
Yimei salió de la barra mientras la chica hablaba y cuando dijo la última palabra, la abrazó.
-Cálmate, estará bien. Seguro.-
-¿Cómo lo sabes? ¡No puedes decirlo tan a la ligera!-La chica estaba al borde de las lágrimas.-
-Lo sé y ya está.-
Lianndra no se había dado por satisfecha con esto, pero se limitó a corresponder el abrazo de la mujer.
Keyla sonrió con tristeza al ver la situación, ella no era la única que lo estaba pasando mal.
En esos instantes, la campanita de la puerta sonó cuando parecía que ya no iba a entrar nadie y Dirian se presentó en la cafetería.
Su rostro también parecía más oscuro de lo normal. Seguramente, al igual que Lianndra, él estaría preocupado por el secuestro de su amiga Victoria.
Se sentó en un taburete de la barra sin mediar palabra, lo único que hizo antes de sentarse fue mirar con preocupación a Lianndra que lloraba en silencio abrazada a Yimei.
-Se ve que lo estáis pasando muy mal…-Opinó Keyla.
-Por supuesto, ¿cómo estarías tú si secuestrasen a alguien importante para ti..?-Dijo Dirian.
Keyla se asombró un tanto ante aquella respuesta y pensó en ello. Sí, seguramente estaría igual o peor en una situación así… Aunque, pensándolo bien, estaban a punto de “secuestrar” El Nica’s para siempre, se acabarían aquellos divertidos días con Yimei, Eiri, Mónica y los chicos y chicas de Glishes… ¿Cómo podía evitar ese destino fatal? No lo sabía y por muchas vueltas que le diese no lograba encontrar una solución efectiva. Sin darse cuenta, las lágrimas comenzaron a rodar por sus mejillas y vio como Dirian se revolvía incómodo en su sitio.
-Lo siento… no pretendía…-
La chica se llevó las manos al rostro, confusa.-No… Ah… N-no es culpa tuya.-
-Aun así he de disculparme…-
-Yo también, he sido una estúpida al decir aquello…-
-No, fui yo el que te respondió de malas maneras, no debes disculparte.-
Yimei se despegó de Lianndra para anunciar algo.-¡Arriba ese ánimo todos! ¡Así no conseguiréis nada! ¡Debéis levantaros y luchar por lo que queréis, no podéis rendiros tan pronto! Si secuestran a una amiga, haced todo lo posible por rescatarla, si os va mal en el amor y queréis conquistar a vuestro alguien especial informaos de qué le gusta y regaládselo!-Esto último lo dijo mirando a Keyla y guiñando. Keyla se sonrojó, sabía que Yimei se refería a Andrew, pero no lloraba por mal de amores y… ¡Desde luego no le gustaba aquel chico!
Yimei siguió gritando eufórica para intentar animar el ambiente y subir el estado de ánimo de los tres jóvenes, cuando,repentinamente, una especie de pequeño loro amarillo entró en la cafetería por una de las ventanas abiertas y dio un par de vueltas sobre sus cabezas, en la segunda de estas, el loro soltó una especie de mejunje blancuzco que cayó de lleno en la cabeza de Yimei, este mejunje no tardó en chorrear por su cara. El loro se fue tan misteriosamente como había entrado.
Se hizo un extraño silencio y Yimei fue sonriendo con asco poco a poco. De repente, los tres jóvenes restantes estallaron en carcajadas, lo que acababa de pasar era increíble; un pájaro había entrado por una ventana, los había sobrevolado y había soltado “sus necesidades” sobre la cabeza de la jefa del lugar.
-¡N-no le veo la gracia!-Gritó la mujer afectada por el “ataque” del ave.
-¡Anda que no! ¡Un pájaro ha entrado y te ha echado una cagarruta en la cabeza!-Lianndra seguía riendo.
-¡Disculpa mi grosería!-Decía Dirian entre risas.-¡Pero reconoce que ha sido del todo inesperado!-
Keyla no podía ser menos.-Yimei…-Se intentaba aguantar la risa en vano.-Deberías darte una ducha antes de que se seque.-
-¡Aaaaargh! ¡No, que no se seque, por favor!-Decía mientras miraba hacia su cabeza y movía rápidamente los brazos a su alrededor.-¡Chi-chicos! ¡Recordad ser positivos y no rendiros nunca! ¡Hasta ahora!-Se despidió mientras entraba a la parte de atrás de la tienda, lugar donde se encontraba su casa.
Los tres jóvenes siguieron riendo unos minutos sin poder evitarlo, el recuerdo del momento asaltaba sus mentes y no podían evitar volver a reír. Igual por sucesos como ese habían inventado lo que se conoce por el término de “edad del pavo”. Lo que estaba claro es que ellos la estaban pasando.
Cuando se calmaron un poco, Keyla comenzó a preparar las tilas mientras charlaban.
-Si Tyler estuviese aquí sería como en los viejos tiempos.-Dijo Dirian.
-¿Y quién lo necesita?-
-Yo creo que tú lo necesitas, Lianndra.-Agregó Keyla.
-¿¡Y-yo!? ¡Para nada! ¡Quita, quita! ¡Qué pesadilla!-
Dirian sonrió ante la reacción de su amiga, sabía que ella nunca decía lo que sentía realmente. Era una chica tímida y asustadiza por dentro, a su alrededor solo había un caparazón que había formado para protegerse y resguardarse en caso de verse amenazada por algo o alguien y pocas veces salía de él para mostrar su verdadera personalidad.
Eso era lo que le habían enseñado esos años siendo amigos.
-¿Y vosotros nunca habéis sentido un afecto especial por el
otro?-Preguntó Keyla haciendo que los dos la mirasen con verdadero asombro.-Como os conocéis desde hace tiempo y eso...-
-No, nunca la vi como otra cosa que no fuese una amiga, como mucho… una hermana.-
Lianndra no contestó.
-¿Lianndra?-Insistió la joven trabajadora del local.
-Esto… Yo… ¿A qué niña del reino no le ha gustado alguna vez el apuesto y rico príncipe?-
Dirian se quedó a cuadros.-¿Respondes con sinceridad?-
-Sí, lo he hecho. Todas se enamoran de él, sí. Pero si lo llegasen a conocer como yo…-
-¡Oye, no seas mala!-Indicó Keyla.
-¡Es la verdad!-Se quejó la pelirroja.-Además… Me gustaba cuando no lo había reconocido como príncipe, cuando lo vi luchar en las prácticas… ¡E-en realidad me gustaba solo un poquitín!-La chica se tapó la boca muy avergonzada.
-Interesante, interesante…-
-Yo preferiría no haberlo sabido…-Dirian estaba completamente sorprendido. ¿Todas las chicas estaban enamoradas del príncipe? ¿Por qué motivo? En ese aspecto, él era muy inocente y no acababa de entenderlo.
-Bueno, ya tengo vuestras tilas. ¿Queréis algo más para acompañar-
Lianndra cortó la frase de Keyla para arrancar un vaso de las manos de esta y beberlo rápidamente, la chica desapareció tras soltarlo vacío en la mesa. Se notaba que quería salir de allí, igual se había pasado con la pregunta anteriormente formulada.
Dirian inclinó la cabeza a modo de agradecimiento, acto seguido cogió el vaso de la barra y lo bebió rápido pero con delicadeza. También desapareció, dejando a Keyla sola en el local y haciendo que volviesen sus preocupaciones. La chica comenzó a limpiar para distraerse y al rato, la campanita de la puerta sonó. ¿Quién sería a esas horas y cuando ya no podían aparecer más jóvenes de Glishes?
Al mirar hacia la puerta conoció la respuesta. Se trataba de una niña unos años más pequeña que Keyla, rubia con dos coletitas y unos ojitos tiernos y vidriosos, llevaba puesto un vestido rosa pastel.
-Disculpe… ¿Ha visto por casualidad un loro amarillo de este tamaño?-Decía poniendo las manos simulando un tamaño concreto.-Se me ha escapado y no logro encontrarlo…-
A Keyla le dio mucha pena la chica y decidió ayudarla. Primero se presentaron y luego dejó una nota para avisar a Yimei del motivo por el que se iba y que igual volvía tarde… El loro que buscaba la niña debía ser aquel que se coló por la ventana y manchó a Yimei.
Salieron del lugar, ya estaba oscureciendo.

Cuando Yimei volvió a la tienda sabía que la chica y el chico de Glishes ya se habrían ido, lo que no sabía es que Keyla también y que a la que se iba a encontrar allí sería a su jefa Mónica.
-¡Buenas nochees! ¿Qué haces aquí a estas horas, Mónica?-
-Yimei…-Su rostro mostraba una expresión seria.-Debo decirte algo.-
-Eeh… Adelante, pues.-
-No quería decírtelo porque pensaba que podría arreglarlo, pero no he podido… El Nica’s va a cerrar. Es inevitable…-
-¿¡Q-QUÉEEEEE!?-La joven no se podía creer lo que acababa de decir su jefa.-¡No puede ser verdad! ¿Tan de repente?-
-Llevo un tiempo intentando mantenerlo, pero no he podido… Lo siento… Ya ha sido comprado, Keyla y tú deberéis marcharos en dos días…-
-¡¿D-dos d-días?! ¡Es demasiado pronto! ¡Esto no puede estar pasando!-A Yimei se le saltaron las lágrimas sin darse cuenta. Aquel había sido un duro golpe y no podía asimilarlo, todo iba a terminar. No podía ser posible…-¡Tiene que ser una broma! ¡Y como lo sea te aviso de que no tiene NINGUNA gracia!-
-No es ninguna broma… Por desgracia…-
-Tiene que haber una solución…-
-Ya no la hay… El Nica’s ya no es de mi propiedad, lo han comprado…-
Yimei se llevó las manos al rostro sin saber cómo reaccionar. ¿Qué les depararía el futuro?

martes, 3 de mayo de 2016

Agradecimientos

Espero que hayáis disfrutado este largo capítulo de Leyendas de Glishes: Historias Antiguas. Se hizo rogar, pero, finalmente, aquí está y seguramente os dejará con nuevas intrigas.
Debo anunciaros que el primer libro de esta historia está a punto de terminar, espero que estéis disfrutando leyendo la historia tanto como yo lo hago escribiendo y debo agradeceros a todos, fieles lectores. ¡Muchísimas gracias por estar ahí! Porque, aunque lo hagáis inconscientemente, me estáis apoyando y eso me hace muy feliz, de verdad.

También debo agradecer a WhiteyElse por seguirme desde el primer momento en que comencé a publicar esta historia en mi blog y que hasta día de hoy sigue apoyándome y estando a mi lado, ella es una gran personita para mí y quiero dedicarle este capítulo. ¡Muchísimas gracias! <3 Leed sus historias, merecen mucho la pena. Letras con encanto es el nombre del blog de esta gran amiga y desde allí podréis acceder a su cuenta de Wattpad.

Ayer, día 1 de mayo de 2016, como todos sabéis, fue el día de la madre y por ello me gustaría dedicar esta historia al completo a mi querida mamá... Porque desde siempre me animó a escribir y a que siguiese adelante, leyendo muchas de las historias que escribía y aconsejándome que cambiase algunas cosas o avisándome de algunas faltas de ortografía que se me colaban. ¡Muchísimas gracias, mamá! Te quiero y sé que leerás esto ewe

Mejor dejo de daros la chapa que me pongo sentimental y os aburro...

¡Gracias por leer!
¡Nos leemos en el próximo capítulo!

lunes, 2 de mayo de 2016

·Capítulo 38: La guardia del bosque ·

Llevaban unos minutos subiendo por aquella escalera hecha de ramas y diversas plantas; cada poco que subían iba desapareciendo esa parte de la escalera replegando ramas y volviendo a su posición original, era como un mecanismo de protección contra intrusos.
Victoria calculó que estarían más o menos a mitad de camino, cuando, de repente, vio a alguien bajando a toda velocidad.
Se trataba de una mujer joven de cabello celeste, este estaba recogido en una larga coleta. Cuando se acercó más, Victoria se dio cuenta de que llevaba puesto una especie de vestido verde claro que le llegaba por los tobillos y unas manoletinas negras.
Aunque a primera vista parecía un vestido estrecho que no dejaba mucha movilidad, ella bajaba la escalera con él como si nada.
Con una exclamación de felicidad se lanzó hacia Celeste sin pensárselo dos veces y estrechó a esta entre sus brazos. Victoria estaba realmente sorprendida ante aquel acto, ¿quién sería? Supuso que no tendría esperar mucho para saberlo.
-¡C-celeste…! ¡Es… estás bi-bien!-Dijo la joven entre sollozos.-¡P-pensaba que no… que no te volvería a ver! ¡Hermanita! ¿Estás bien?-
-Sí. Bueno, no… Me aplastas…-
Victoria meditó sobre lo que acababan de decir las dos jóvenes. Sí, se parecían bastante, la verdad es que eran como dos gotas de agua. Se diferenciaban por la ropa, la altura, el peinado y algunos rasgos de la cara, así como en los ojos; la hermana de Celeste era más alta y tenía los ojos más claros.
Se separó de ella con lágrimas en los ojos, y, agarrándola por los hombros, le dijo.-¡No vuelvas a desaparecer así! ¡No te lo perdonaré! ¡¿Me oyes?!-Terminó de añadir con tono severo, aunque podía apreciarse un destello de alivio en sus ojos llorosos.
-Tranquila, tranquila…-Se apresuró a decir la chica ante la reacción de, por lo visto, su hermana mayor.
-¡¿Cómo que “tranquila, tranquila”?! ¿Sabes lo preocupada que estaba?-
-A la vista está…-Dijo medio susurrando.
La hermana de Celeste suspiró profundamente.-El caso es que estás bien… Menos mal…-Después se giró hacia Victoria como si la viese por primera vez allí.-¿Quién es esta muchacha Spirit y cuándo ha llegado?-Sí, parecía que no se había percatado de su presencia con la emoción del reencuentro con su familiar…
<< ¿Spirit? ¿Qué quería decir con eso? >> Pensó la chica en la que ahora se centraba toda la atención.
-Ella es Victoria. Es una chica a la que intenté salvar, pero finalmente nos acabamos ayudando mutuamente.-
-Entiendo… En ese caso debo agradecértelo, pequeña Victoria.-Dijo sonriendo.-¡Ah! ¡Qué tonta soy, no me he presentado! Me llamo Idalia Fivofu. Encantada.-
-Árcayan es mi apellido. Igualmente.-Sonrió a su vez.-Perdone, pero… ¿Por casualidad ha visto a mis amigos?-
-¡Tutéame, por favor! No soy tan mayor. En cuanto a tus amigos… Unos chicos han estado buscándoos con Niod-al pronunciar este nombre se giró para mirar a su hermana pequeña-por los alrededores, por si aparecíais, supongo que serían ellos.-
-Son demasiado buenos…-Opinó Victoria.
-Puede ser, aunque también será que te quieren mucho, ¿no?-Rio Celeste.-Yo querría ir a buscar a Niod para que no se preocupase más por mí... Pero tengo que contarte y preguntarte muchas cosas, hermana…-
-Está bien, volvamos a casa, pues. El bosque nos escucha aquí.-
Victoria estaba preocupada, así que las estaban buscando… Eso le agradaba, pero a la vez no estaba completamente segura de que debiesen haber hecho aquello, podían correr peligro tontamente... ¿El bosque las escuchaba? ¿Qué querría decir con eso? Ya lo preguntaría más tarde, de momento debían seguir subiendo escaleras.

Al fin alcanzaron las ramas altas y tras ellas, Victoria pudo divisar una gran bóveda vegetal al mirar hacia arriba.
Aquello era como un refugio entre las ramas unidas del árbol, era una plataforma ramificada en mitad de aquel robusto árbol y ocupaba la superficie que rodeaba al tronco; el suelo de aquel lugar estaba hecho de ramas, al igual que el techo. No tenía paredes y se podía ver el paisaje de alrededor.
Había una especie de camino vegetal que conectaba con otro árbol y en ese sucedía lo mismo, así conectaba con numerosas plataformas distribuidas por los árboles colindantes. Además, las hojas de todos ellos brillaban con un tono azul verdoso increíble. Aquello era asombroso, ¿cómo habrían construido aquella especie de pueblo en los árboles?
Al acercarse al ancho tronco pudo distinguir una puerta. Idalia se acercó a esta y la abrió usando un complejo mecanismo en la superficie del tronco, al verme tan sorprendida, Celeste me miró burlona.
-Nunca habías visto nada parecido, ¿eh?-
-La verdad es que no... De donde yo vengo las casas están en el suelo y... están hechas de piedra y ladrillo... ¡Esto es genial!-
Victoria se sentía libre, no sabía cómo explicarlo, pero sentía que ese lugar era especial, que era el lugar donde realmente debería haber estado toda su vida.
-Mírala, siente la conexión con el bosque, se le ve en la cara.-Ahora la que se burlaba era Idalia.
-¿"Conexión con el bosque"?-Se extrañó Victoria.
-Sí, es algo que sentimos los que llevamos sangre Spirit. Es una sensación de libertad mágica e increíble.-
-Entonces tengo sangre Spirit...-
Las dos chicas la miraron con sorpresa.
-¡Pues claro que sí! ¿No lo sabías?-Dijo Celeste.
-¿Tus rasgos no te dijeron nada..?-
Victoria se sentía confundida.-Ahora que lo dices... Mi padre me mencionó algo una de las veces que se metieron conmigo por las orejas puntiagudas...-La chica recordó a su padre y su vida en la granja y se puso algo nostálgica.-Desde pequeña he vivido cerca de pueblos humanos y con esa raza es con la que me crié, creo que por eso estaba confundida.-
-Sé lo que se siente cuando se meten contigo por ser diferente...-Dijo Celeste recogiéndose el pelo detrás de la oreja y mostrando que no era redonda como la de los humanos ni tan puntiaguda como la de los Spirit. Estaba en un término medio.
-Pero si en las tuyas apenas se nota.-
-Sí, por desgracia eso no les importa a los humanos, por algo que sea mínimamente diferente a lo que ellos consideran "normal" ya lo critican... Los humanos dan asco, son seres arrogantes y-
Idalia interrumpió a su hermana.-¡Celeste! ¡Mamá es una humana!-
-Y mira el caso y el trato que nos daba a su propia familia. Nunca estaba en casa, siempre estaba con sus inventitos y conferencias importantes... Papá era el único que jugaba de vez en cuando con nosotras o al menos nos hablaba y pasaba un poco de tiempo charlando...-
-¡No hables así de ella..! ¡Puede que no fuese la mejor madre del mundo, pero era nuestra madre!-
Celeste asintió a regañadientes y añadió algo por lo bajo.-Seguro que ni se ha preocupado en buscarnos en todos estos años...-
Idalia lo escuchó y recibió una mirada de mosqueo por su parte.
-Mi padre... Bueno, el hombre que me crio es humano y le tengo gran aprecio. Es una muy buena persona a pesar de su raza.-
-La humanidad está podrida por dentro. Es como un árbol enfermo; aunque no todos sus frutos estén en mal estado, poco a poco lo estarán y cuando esto suceda, el árbol morirá.-Después de decir esto, Celeste entró en la casa dejando abierto para que entrasen las dos chicas restantes.
-Discúlpala... Se pone muy sensible con estos temas.-Dijo Idalia con una sonrisa nerviosa.
-No pasa nada, no te preocupes, lo comprendo.-Dijo la Heredera del poder para tranquilizar a la avergonzada mujer.
Y tras eso siguieron a Celeste al interior de la casa.
Nada más entrar al amplio hogar, había un pequeño recibidor, algo parecido a una cocina estaba situada al lado derecho, mientras que al izquierdo había un salón con un sofá alargado, un sillón con reposapies y una mesita baja en el centro de la sala. Todo esto sobre una colorida alfombra. Había varias vitrinas con marcos de fotos, estatuas y libros, muchos libros. También había algún cuadro que otro colgado en las paredes. Aquella habitación disponía de una salida a un balcón y en él había muchísimas macetas con plantas y flores de todos los colores. Tras estas dos habitaciones el corredor seguía, conectando con tres habitaciones más, pero Victoria no llegó a entrar en ninguna.
Se dirigieron a la cocina y vieron a la otra chica; estaba echando agua en un vaso de madera y después de esto procedió a bebérselo.
Idalia le preguntó a Victoria si quería algo, esta llevaba desde la mañana sin probar bocado y se estaba muriendo de hambre, pero decidió negar con la cabeza. Ya comería y bebería cuando fuese la hora del almuerzo, aunque realmente no sabía si ya había pasado o no. En esos momentos no sabía qué hora era, los teletransportes eran algo extraños y confusos.
Mientras que Celeste terminaba de beber, Idalia se acercó a una planta que tenían cerca de la ventana; esta era blanca con las hojas rosas, como los árboles anteriormente vistos por todo el bosque y algún que otro arbusto. La mujer joven la tocó como si la estuviera acariciando y, repentinamente, esta comenzó a moverse provocando el asombro de Victoria. ¿Qué clase de magia era esa?
Se fijó mejor y fue cuando se dio cuenta de que no era una planta, sino un pequeño animal con esos colores... Era peludo, su pelaje era fino y suave, sus ojos eran de color gris.
Idalia le dijo que fuese a buscar a Niod y en breves instantes la criatura salió por la ventana.
Al ver la cara de estupefacción de Victoria, la otra joven procedió a explicarle todo.-Es un Gernoiw*, se llama Silver, es nuestra mascota y compañera.-Sonrió satisfecha de su explicación.-Suelen habitar este bosque.-
Victoria asintió conforme y justamente Celeste había terminado de beber. Le contó todo lo que había pasado a su hermana, desde que estaba jugando en el bosque con ese tal Niod, hasta que tuvo que usar el hechizo prohibido de teletransporte, pasando por cómo se metió en todo aquel lío. También le mostró la marca de su muñeca.
-¡Es increíble! ¿¡Cómo lo haces para acabar siempre así, Celeste!? No sé si es que eres demasiado buena o demasiado tonta. Es que no me lo explico, de verdad.-La regañó Idalia.-¡Habéis tenido mucha suerte dentro de lo que cabe! En cuanto a esa marca... No sabría decirte de qué se trata. Creo que deberías consultarlo con tus maestros en el escondrijo, yo no sé de magia, sé de botánica.-
Ahora todas esas plantas del balcón cobraban sentido.
En ese momento se escuchó ruido fuera, era... ¿Un caballo? ¿Cascos de caballos, en los árboles? Imposible.
-Ah, ya deben de haber llegado.-Dijo Idalia con una sonrisa y dirigiéndose a la puerta para abrirla. Silver volvió a entrar por la ventana y se subió a los hombros de Celeste.
Victoria se arrimó curiosa al recibidor y vio un rostro familiar preguntando con mirada preocupada dónde estaba ella. La joven que abrió la puerta hizo un gesto con la mano señalándola y al instante una chica de melena pelirroja estaba abrazándola fuertemente.
-¡¡V-Vict-toriaaaa!!-Decía una y otra vez entre sollozos.
-Ssshh, estoy aquí, estoy bien. Tranquila, Lianndra.-Procedió Victoria para intentar calmar a su amiga.
-¡T-te fallamos! ¡¡Te fallé!! Yo... Lo siento mucho... Prometí que te acompañaría para protegerte,  se lo prometí a Catriel y fallé... No pude hacerlo...-
-No te preocupes por eso, no había nada que hacer, eran muchos. La culpa es mía por ser tan débil...-
Lianndra lloraba a moco tendido, Victoria nunca había visto a su amiga así, parecía que había sufrido mucho por su culpa... Por haber desaparecido de aquella forma su amiga había estado gravemente preocupada por ella.
Celeste salió de la cocina, parecía haber escuchado la conversación por lo que agregó.-Lo importante es que está bien y ya está. No hay que lamentarse más.-
En ese instante un gato atigrado entró como una exhalación a la casa y saltó sobre la chica que acababa de hablar, ronroneando. Esto provocó que Silver se bajase alarmada de los hombros de su dueña.-¡Celeste!-Dijo.-¿Estás bien?-
-¡Por supuesto, gatito! ¿Esperabas menos de mí?-
-¡Me tenías preocupado! ¡Has estado fuera una semana! El consejo del bosque se enteró del ataque a las afueras de Firyuk y de que habían secuestrado a la posible Heredera del Poder y pusieron el bosque patas arriba para buscaros.-
-¡¿QUÉEEE?! ¿U-una semana? ¿El consejo del bosque nos busca? ¡Si es así estarán aquí en poco tiempo y si sospechan que ella es la Heredera del Poder se la llevarán para asegurarse de ello!-
Victoria no pudo evitar oír lo que decían los otros mientras abrazaba a su amiga y acariciaba su cabeza para calmarla.
¿Llevaban una semana desaparecidas? Pero si le habían parecido horas... ¿Qué estaba pasando? ¿El consejo del bosque..? La chica no podía estar más desconcertada...
-Sí, lleváis una semana sin dar señales de vida, nos teníais súper preocupados...-Contestó el gatito atigrado saltando al suelo y cambiando a forma humana. Ahora era un chico con el cabello alborotado y de punta, con unos increíbles ojos rasgados azules, además de orejas y cola de gato.
-¡Niod! Tan solo han sido unas horas, deja de tomarme el pelo.-Dijo Celeste con expresión de preocupación en su rostro.
-Ojalá fuese una broma...-
-No puede ser... ¿Qué ha pasado entonces..?-
Mientras hablaban, más caras conocidas cruzaron el umbral de la puerta y después de eso, Idalia la cerró a cal y canto para no ser interrumpidos por nadie.
-No es ninguna broma y además es posible.-Dijo una paloma con aires de superioridad.
-Exactamente.-Lo secundó una pequeña y rosada cerdita.
-De hecho, podemos explicarlo todo detalladamente.-
-Muy bien, los "animalitos" deciden
colaborar...-Habló sarcástico un chico de pelo anaranjado y ojos verdes.-Ya nos lo explicaréis, ahora nos gustaría ver cómo se encuentra nuestra amiga, ¿verdad, Dirian?-
Uno de los dos chicos que acababan de entrar, el de cabello gris y ojos azul verdoso, asintió. Pero alguien se les adelantó. Una chica de pelo plateado, profundos ojos azules y vestido verde se arrodilló frente a Victoria, aunque esta seguía abrazada a la llorosa Lianndra.
-He de disculparme por mi falta, Vic... No he sido capaz de cumplir la misión que se me encomendó de protegeros... Merezco un castigo, soy vergonzosa y débil...-
-¿Q-qué dices, Emilie? Levántate, no tienes que disculparte; no has fallado, no mereces un castigo y no eres débil, ni mucho menos.-Dijo Victoria.
Idalia se apresuró a añadir algo.-No tenéis mucho tiempo, dentro de poco habrá llegado la guardia bosque y no sé qué puede pasar...-
Esto los alarmó a todos. Emilie se alzó y antes de que pudiese preguntarle a su amiga recién encontrada otro lo hizo.
-¿Estás bien, Victoria?-Preguntó Dirian.
-S-sí, tranquilo.-
-Vaya, mirad a la enana cómo llora. ¡Rápido! Si recolectamos toda esa agua no tendremos que buscarla en un mes.-
-¡Cállate, Tyler! ¡No es el momento!-Se quejó Lianndra separándose de Victoria.-¡Y no me llames así!-
A Victoria le alegraba ver que sus amigos seguían igual a pesar de su repentino secuestro.
-Me alegro de que estés bien, Victoria.-Dijo sonriendo un chico de pelo azul oscuro, aunque con su inseparable bufanda solo se podía apreciar levemente.
-Muchas gracias, Andrew.-La chica le devolvió la sonrisa.
La paloma parecía harta de tanta palabrería y agitó las alas violentamente para hacerse
oír.-¡Atención, "Paz" va a proceder con la explicación.-
-Oh, Kazen, es todo un honor que me toque a mí esto y-
-No tenemos tiempo, vamos, rápido.-
-Hazle caso a C y no te andes por las ramas. ¿Lo pilláis? Como estamos en un árbol...-Tyler se rio solo, pues esos momentos no eran los más indicados para bromear.
Paz carraspeó antes de hablar.-En fin... Victoria y Celeste estuvieron desaparecidas para nosotros una semana, en cambio, ellas confirman que les parecieron solo unas horas. Esto se debe a que quien las secuestró las llevó a un lugar en el que el tiempo transcurre de forma diferente.-
-¿Qué lugar..?-Preguntó Idalia.
-Necrea, la isla maldita.-
Todos se asombraron gratamente ante esta respuesta.
-¿Hemos estado en Necrea y hemos sobrevivido para contarlo? ¡Somos más geniales de lo que creía!-Exclamó Celeste alegre.
-Pero por los pelos... Porque casi no lo contamos, tuvimos mucha suerte.-Agregó Victoria.
Idalia, que ya sabía todo lo que les había ocurrido a las dos muchachas estaba blanca como
el papel.-Si lo que dices es cierto... Entonces...-
-¿Estás bien, hermana?-
-S-sí, pero... ¿No te das cuenta con quién has estado? Tu captor era...-
-Yruene, el primer siervo de la oscuridad, el diablo encadenado, el ser más oscuro...-Completó la cerdita.
Todos se quedaron de piedra y se hizo el silencio.
¿Podía ser aquello verdad? Era una de las preguntas que asaltaban la mente de Victoria.
-Por esa razón yo... Sentía pura maldad irradiar de aquel hombre, porque él es la oscuridad reencarnada...-La Heredera del Poder tragó saliva sonoramente.
-Necesito saberlo todo, Victoria.-C la miró seriamente.-¿Te tocó en algún momento?-
-¿¡Tocar!? ¿Es que el ser más oscuro es un pervertido?-
-¡Silencio! ¡Esto es serio, Tyler! ¡Deja tus tonterías para otro momento!-Habló Dirian frustrado y enfadado.
-Perdón, solo quería aliviar el ambiente...-
Después de eso nadie más interrumpió la conversación, todos esperaban espectantes.
-No, a mí no me tocó... Gracias a Celeste.-
-A-a mí sí me tocó...-La chica mostró la marca de su muñeca y los tres animales parlantes la miraron con horror.
-Es terrible...-Dijo Kazen.
-Pobre criatura...-Añadió Paz.
-¡¿Qué queréis decir?! ¿Qué va a pasarle a mi hermanita?-
-Si no hacéis nada... Morirá.-Sentenció C.
Esa conversación iba de mal en peor, aquel secuestro no había traído nada bueno y la culpabilidad que sentía Victoria no hacía más que aumentar.-Es... Es todo culpa mía... Si supiese defenderme... Si fuese fuerte no os pondría en tantos problemas...-
Celeste estaba al borde del colapso, era normal teniendo en cuenta que acababan de decirle que iba a morir...
-¡NO!-Gritó Niod fuera de sí.-¿¡Cómo podemos evitarlo!?-
-Ante la fuerza de esa maldición... Me temo que solo una diosa podría purificarla...-Dijo Paz inquieta.
Se volvió a hacer el silencio, pero este fue interrumpido por unos golpes en la puerta.
-¡La guardia del bosque solicita permiso para entrar!-Pudieron escuchar que decían al otro lado.
-Qué oportunos...-Comentó Andrew.
-Yo conozco a una diosa.-El comentario inesperado de Emilie hizo que todos se girasen a mirarla.
-¡AL HABLA LA GUARDIA DEL BOSQUE, ABRAN LA PUERTA O NOS VEREMOS OBLIGADOS A ENTRAR POR LA FUERZA!-
-No puedo explicaros esto con un margen tan reducido de tiempo. Si no abrís la puerta la guardia del bosque la romperá para entrar.-Miró a Celeste.-En cuanto me sea posible te llevaré a ver a mi diosa. No quiero prometerte nada... Pero haré todo lo que esté en mi mano para ayudarte.-
Celeste había comenzado a llorar sin darse cuenta y Niod la miraba con un nuevo brillo de esperanza en los ojos.
Idalia le dio las gracias a Emilie incontables veces, también lloraba, hasta que se vio obligada a dejarlo para ir a abrir la puerta por un nuevo aviso de la guardia.
Victoria no entendía ni sabía cómo era posible que Emilie conociese a una diosa en persona, pero la creía y no pensaba que su amiga se fuese a inventar algo así.
Nada más abrir la puerta, la jefa de ese grupo de la guardia del bosque, identificó quiénes eran las desaparecidas recién encontradas y les pidió que la acompañasen para explicarle lo ocurrido.
Después de unos minutos de despedidas y lloros, las dos chicas tuvieron que salir de la casa y afrontar aquella situación.
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