·Capítulo 5: Nuevo comienzo·

En el pueblo se respiraba un aire puro y fresco de la mañana temprano, los tejados de teja roja, descoloridos por el tiempo pasado al sol, brillaban con las primeras luces del alba.
Habían pasado dos días desde que Victoria encontró a su padre desangrándose en su establo...
Lo habían llevado al pueblo, con la ayuda del granjero Mario y llevado a la enfermería de allí. Un sitio pequeño donde se atendía tanto a personas como a animales.
Victoria estaba en la calle, descansando del aire a cerrado de dentro de la enfermería.
-Victoria, tenemos que hablar.-
-¿Hablar de qué, C? ¿De qué ha pasado, de por qué a él,  qué son esos monstruos?-
-De...De lo que va a pasar a partir de ahora..-
-...¿Qué quieres decir?-
-Te han descubierto...Saben dónde vives, tarde o temprano volverán, tenemos que irnos...A partir de ahora te perseguirán sin darte tregua, tenemos que tomar la delantera antes de que ellos vuelvan.-
Victoria frunció el ceño.-Quién.. ¿quién me ha descubierto? ¿Esos monstruos? Y.. ¿por qué a mí? -
-Alguien mucho peor que esos monstruos...Y tú.-
-¿Yo qué?-
-Tú eres especial, eres crucial para algo que va a pasar y quieren secuestrarte para que no puedas intervenir...-
-¡C! Déjate de secretismos, necesito que me lo cuentes todo.-
-De acuerdo...Princesa Victoria.- Dijo C agachando la cabeza.- Si es lo que quiere.-
-¿¡QUÉEEE!?-Victoria se tapó la boca y al mirar a su al rededor se dio cuenta de que la gente que iba por la calle se la quedó mirando, algunos se reían y otros la miraban seria, también había algunas caras extrañadas.
Unos niños comenzaron a burlarse: -Ya está de nuevo hablando con su cerdo.-Se reían a carcajadas.
A este comentario lo siguieron los murmullos de una mujer: -Que vergüenza...Y su padre mientras mal herido...-
-¡No llames tanto la atención! Este sitio de por sí no es un buen lugar para hablar...-Susurró C.
Victoria le contestó susurrando también.-Perdón, ¿Pero cómo esperas que no grite si me dices eso tan de repente? ¡No gastes bromas! ya hay un príncipe...-
-No es broma, y ese es un falso príncipe. A ver...¿Recuerdas lo que le pasó a la familia real?-
-Sí... El castillo fue atacado por la noche y..Los mataron, el único que sobrevivió fue su hijo recién nacido...-
-Exacto, pues en realidad el que vive ahora en el castillo no es el príncipe, tú eres la princesa, pero el último deseo de tus padres fue el de ocultarte para que estuvieses a salvo.-
-Mmm...Supongamos que me lo creo...¿Por qué esos monstruos persiguen a nuestra familia?-
-Porque no eres solo la princesa. Te contaré "La Leyenda del Príncipe"...
<<En un pasado lejano, nuestro mundo se vio sumido en la eterna oscuridad. Todo era caos, terror y desesperación. Pero Gura*, la pura Diosa, mandó a estas tierras una parte de su luz. Nació un elegido, que portaba el poder de la Diosa y con ese poder logró extinguir hasta la última sombra. Sin embargo, las diosas gemelas de la oscuridad, Trovuu* y Gufla*, también volvieron a mandar parte de su poder oscuro, para revivir a las sombras del mundo.
Cuando llegue el momento, el elegido renacerá, aquel de sangre pura y real que porte el poder divino, será el único capaz de acabar con la oscuridad de todo ser.>> -
-Esa historia la sabe todo el mundo...Son solo cuentos de vieja...-
-No, es real Victoria, y tú eres "La Heredera del Poder"*. El gran eclipse se acerca, debes estar lista para ese día.-
Victoria estaba pasmada, su vida estaba cambiando por completo y en tan solo unos días...
-Bueno...¿Y adónde vamos pues?-
-Buena chica.- Contestó C sonriendo.


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MIENTRAS TANTO, EN LA ENFERMERÍA...
Lianndra apenas había pegado ojo las noches anteriores, estaba sorprendida por tantos sucesos extraños que habían pasado al rededor de una sola chica. No podía dejar de pensar en ello...Decidió ir a ver al padre de Victoria, ahora que se encontraba mejor. Lo encontró dormido, así que decidió irse. Cuando iba a abrir la puerta alguien habló.
-Hola, muchacha...¿Qué haces tú por aquí?-
Lianndra dio un respingo, pensaba que el hombre estaba dormido...-Solo quería verlo, estoo...Señor...No sé cómo se llama.-
El pachucho hombre hizo un sonido que parecía una risa.-Me llamo Catriel, muchacha, y.. ¿tú eres Lianndra, cierto?-
Sorprendida, le preguntó cómo lo sabía.
-Aparte de que esto es un pueblo pequeño...Yo le encargaba hoces y palas a tu padre, también fuimos muy amigos de jóvenes.-
-Ah...-
Catriel sonrió.-Tranquila, ya estoy mejor, fue más el susto que otra cosa. Además, la mayor parte de la sangre era de un yulu*.-
-Me alegra que esté mejor.- Lianndra le devolvió la sonrisa.
-Oye, chica...Estás alistada con los aprendices de la guardia, ¿no?-
-S-sí, ¿Por qué lo pregunta..?- A la chica pelirroja le sorprendió la pregunta y no sabía cómo aquel hombre sabía eso.
-Mi hija...Ha llegado el momento de que se marche de casa...Y necesito que alguien vaya con ella...El viaje será peligroso, así que no te sientas obligada a hacerlo si no quieres.-
-¿Cómo que se va de casa?-
-Por esos monstruos que me atacaron...Verás...Ella no es mi hija de sangre, me pidieron el favor de que la cuidase hasta que llegase el momento y, aunque sea pronto, el momento ha llegado y debe irse.-
Lianndra no entendía nada y estaba muy nerviosa...Si iba con Victoria tal vez podría encontrar a sus amigos...Pero le iba a costar evitar a sus padres...Después de lo de su hermano mayor...
-De acuerdo, iré con ella...Pero... ¡Usted deberá decírselo a mis padres!- Lianndra se sonrojó.
Catriel volvió a reír trabajosamente.-Está bien, muchacha. Muchas gracias por hacerme este gran favor.-
Sentía curiosidad por saber más acerca de Victoria y el por qué de los ataque que había sufrido esa chica...Si conseguía sacar datos interesantes igual sus amigos por fin la verían diferente y le serviría de entrenamiento.