Victoria tuvo que volver a la granja a cambiarse de ropa y a coger víveres, su granja no tenía animales que estuviesen acostumbrados a que los montasen, ni tampoco animales aptos para esa tarea. Entonces recordó el carro del granjero Mario y el caballo que tiraba de él...No, no podía dejar sin carro a Mario, no sabía cuándo iba a volver...
Ahora llevaba una camiseta solo de color azul, un pantalón vaquero del que colgaban unos tirantes y unas botas con hebilla.
C y ella decidieron que ya estaban listas, volvieron al pueblo y de allí siguieron el camino.
Ese camino las llevaría a...
-¡¡Eeeeeh!! ¡Esperadme!-
Sus pensamientos fueron interrumpidos por un grito, se fijó en quién venía del pueblo.
Una chica pelirroja se acercaba corriendo y levantando una mano para llamar la atención.
Al fin las alcanzó.- ¿Pensabais iros sin la menda?-
-¿L-lianndra? ¿Qué haces aquí?- Preguntó Victoria asombrada.
-Pues estoy aquí para ir con vosotras, ¿Por qué si no?-
-¿¡Qué estás diciendo!?- Exclamó C.
-Mmm...Que os voy a acompañar.-
A Victoria se le iluminó la cara.-¡Eso es genial!-Aunque viviesen en el mismo pueblo, no habían llegado a hablar hasta hacía dos días, y aquella chica pelirroja era lo más cercano a una amiga que había tenido, después de C.
-¿P-pero por qué?- Siguió preguntando la cerdita.
-¿Qué pasa, no puedo?-Lianndra suspiró.-Me lo pidió el padre de esta.-
C puso una cara pensativa.-¿Sabes lo que conlleva acompañarnos?-
-¡Sí! Él me lo explicó, nos perseguirán.-
Victoria empezó a notar tensión en el ambiente.-¡B-bueno, vamos a andar!-
Se pusieron en marcha, ahí comenzó un viaje, un viaje largo. Y ese viaje lo cambiaría todo tal como lo conocemos...
-Bueno C, cuéntale la verdad sobre mí a Lianndra...-
-¿Eh? ¿Está segura, princesa Victoria?-
Victoria se ruborizó levemente.-¡Hala, qué directa!-
Lianndra estaba muy asombrada.-¡¿QUÉEE?! ¡Anda ya! ¿Princesa de qué? ¿De las granjas? ¿Princesa de las vacas?-
-Princesa de Glishes.-Sonrió tristemente
Victoria.-Yo tampoco me lo acabo de creer...-
-¡Ya hay un príncipe!- Lianndra parecía
enfadada.-No vengas tú ahora de farsante.-
-Tranquila chica, ni que hubiese dicho algo malo de tu madre...-Dijo C.
-Pues ha sido algo parecido...-Se quejó Lianndra.
-Estoo...C ¿Tú realmente qué eres?-
-Ahí has estado aguda, Victoria...-C pareció ponerse nerviosa.-Pues verás...Yo soy...-
Repentinamente Victoria se tropezó y cayó al duro suelo de la calzada, levantó la cabeza del suelo y dejó ver su nariz magullada y una lagrimita que asomaba por su ojo.
-¡P-eroo..! ¿Esta qué va a ser princesa?- Dijo Lianndra.-¿Estás bien?-
-Esta chica...Siempre igual, ¿Por qué te pasa esto tan a menudo?-
-Esa, C, es la pregunta del millón.-Sonrió la chica de pelo azulado.
Lianndra le tendió la mano para ayudarla a levantarse, pero Victoria volvió a tropezar y arrastró con ella a la chica pelirrojo.
-Lo siento...-Se disculpó.
Sorprendentemente Lianndra no se enfadó, empezó a reírse delante de ella,
descaradamente.-La próxima vez, dejaré que te levantes sola.-Siguió riéndose y su risa contagió a las otras dos.
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Había pasado un rato desde la doble caída. Llevaban ya toda la mañana andando, estaban algo cansadas.
Lianndra preguntó a dónde nos dirigíamos y C le contestó que íbamos a Firyuk* el bosque sagrado de Glishes. Allí se resolverían todas nuestras dudas nos decía.
Unas extrañas nubes y una siniestra niebla se habían levantado y a Victoria comenzaron a entrarle escalofríos.
-C-c...¿Qué pasa? Not-to algo raro.-Preguntó Victoria.
-Esto e-es s-siniestro.- Lianndra se puso detrás de Victoria y la agarró por los hombros.
C las miró serias.- Nos han encontrado...-
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