martes, 25 de agosto de 2015

·Capítulo 19: Reunión ·

Hacía frío, mucho frío, pero no era solo por el tiempo en la montaña... Los pájaros no cantaban, no se escuchaba ningún ruido.
El grupo estaba distribuido en círculo alrededor de Victoria y C estaba explicándole cómo podía defenderse.
Solo se rompió el silencio por un agudo aullido. Era aterrador, pero a Victoria no le daba miedo eso en sí, si no del monstruo al que pertenecía... Los arrdfijs* eran silenciosos, en su encuentro anterior no los había oído hacer un solo ruido.
Unos gritos resonaron por la montaña y repentinamente unos arbustos comenzaron a agitarse a un lado del ancho camino rodeado de árboles.
Todos se prepararon para afrontar lo que venía, pero no era lo que esperaban...
De allí lo único que salieron fueron dos jóvenes que parecían ir discutiendo.
Uno de ellos tenía el pelo gris y alborotado, los ojos verde azulados, era alto y llevaba puesta una capa azul larga y gruesa.
En cambio, el otro era tan solo un poco más bajo, con el pelo anaranjado y los ojos verdes, con pecas en la cara. Este llevaba una capa verde oscura.
El del pelo gris preguntó jadeando, al otro:
-¡Pero...! ¡¿Por qué razón has decidido tirarle a aquel monstruo una piedra!?-
-Porque me miraba con cara de hambre y yo no quería ser su comida.-
-Deberías haber hecho alguna otra cosa, por tu culpa nos está persiguiendo ¡y muy enfadado!-
-¿Y qué querías que hiciese..?-
Victoria veía como se peleaban aquellos dos mientras que los aullidos se escuchaban más cerca.
Cuando los chicos se dieron cuenta de que algo se acercaba parecieron asustarse, dejando la discusión para otro momento.
Lianndra parecía afectada por la llegada de aquel dúo, su expresión cambió de sorpresa a enfado en unos segundos.-¡NO PUEDE SER!-
Tras decir esto, rompió la formación y fue a todo correr hacia los dos chicos. Solo tuvieron tiempo para mirar con asombro a la chica pelirroja. Cuando estaba a dos pasos de ellos, saltó en el aire y le dio con las piernas al de pelo anaranjado en el estómago.
Salió disparado hacia el suelo nevado, con los ojos en blanco y se quedó tirado allí. Un fuera de combate de un solo golpe.
Victoria solo pudo llevarse las manos a la boca.
Lianndra puso los brazos en jarras.- ¡Te lo mereces!- Entonces se giró hacia el otro muchacho, con una expresión de furia máxima.-¿Y bien..? ¿Qué dices en tu defensa?-
-¡¿L-lianndra!? ¿¡Qué haces tú aquí!?-
-Respuesta equivocada, pero contigo no puedo desquitarme.-Miró al chico tirado en el suelo.- Él es diferente...- Una expresión de malicia se apoderó de su rostro.
-¡N-no te acerques, bestia enana!-
-¡Ooooh, ahora sí que vas a morir!-
El joven de pelo gris se cansó de la escena.-¡Parad ya! ¡Es una orden! ¡Qué vergüenza que siempre os comportéis así, tened un poco de compostura!-
Los dos a los que iba dirigida la bronca se habían puesto derechos y firmes. El chico un poco encorbado y con la mano en la barriga, era de esperar que le doliese después de semejante porrazo que le había dado la chica pelirroja...
-Así me gusta...- Dio unas palmaditas en la cabeza a Lianndra.- Bien, Lianndra.- Luego lo repitió con el otro chico.- Bien, Tyler.-
-Tampoco hace falta que me trates como a una mascota.-
-Es como Tyler me dijo que se comportaba una persona normal...-
Lianndra miró con rabia a Tyler.- ¿No podías enseñarle bien? ¡Así no conseguirá aprender nunca y lo descubrirán!-
-Pero así es más divertido.-Se rió y por fin recuperó una postura normal.
El chico de pelo gris cerró los ojos y frunció el ceño, parecía disgustado.
En ese momento, algo pasó volando sobre sus cabezas. Era una especie de paloma, o eso pensó Victoria.
-¿¡Qué hacéis!? ¿¡Lo he distraído para encontraros aquí haciendo el tonto!? ¡Pensaba que estaríais más lejos!- Aquel ave, fuese lo que fuese, había hablado.
-¡Lo siento, Kaze..! ¡Pero nos hemos reencontrado con Lianndra!-
-Sí, sí, muy bien... ¡Pero ya no podréis huir! ¡Toca gastar energías luchando y esos monstruos no son  como los que han ido apareciendo anteriormente! ¡Tienen una cabecilla!- La paloma agitaba tanto las alas que se le caían las plumas.
-¿Tú ahora también hablas? ¡Esto cada vez es más raro! No te estreses, pajarraco. Mira allí.-Lianndra señaló al grupo de Victoria.-Yo voy con ellos, unamos fuerzas en la batalla.-
Otro aullido resonó por todo el lugar, apremiando a que se decidieran.
-Vamos con ellos.-Decidió el chico de pelo gris y ninguno puso ninguna queja.
Llegaron junto a los otros cuatro e hicieron una nueva formación.
Al ver al muchacho de pelo gris de cerca, a Victoria se le aceleró el corazón. ¿Qué era aquella sensación? Le sonaba de algo aquel chico y tampoco sabía de qué.
-S-supongo que no hay tiempo para presentaciones...- Dijo Victoria algo asustada.
Un aullido volvió a sonar, esta vez parecía realmente cerca.
Entonces el chico del que aún no se conocía el nombre, se quitó la capa, la tiró, cogió su hacha y dijo algo.-Me llamo Dirian, formalmente lo haré después.-
¿De qué le sonaba a Victoria aquel nombre?
Todos siguieron el mismo procedimiento.
-Yo soy Tyler.-Lo que hizo este fue quitarse los guantes. ¿Acaso lucharía a tortas..?
-Andrew...-Desenroscó su látigo y dejó ver que la punta era de hielo punzante.
-Ya sabéis todos mi nombre, ¡Como para no saberlo!- Se mofó Lianndra dándose aires de grandeza.
-H-hola, soy Victoria.- Apenas podía hablar bien, entre el miedo, el frío y otro extraño sentimiento.
-Mi nombre es Paz.-
-El mío C.-
-Os habéis dejado dominar por los humanos... Soy Kazen.-Dijo lo primero refiriéndose a las dos últimas en hablar.
-Luego discutiremos, Kazen. Ya están aquí.-Zanjó la conversación, C.
Y tenía razón, de los arbustos por donde anteriormente habían salido Dirian y Tyler, apareció una bestia enorme y corpulenta. Era una especie de perro con dos cabezas, con colmillos como cuchillos y zarpas afiladas. De un color morado putrefacto, se le notaban los huesos de la columna a pesar de todo el músculo que tenía. Tenía una cola que no paraba de mover y al hacerlo sonaba como un sonajero.
Se puso a jadear desesperado y nervioso, al abrir la boca, Victoria pudo comprobar que de ella salía una especie de lava, que caía contra la nieve y la hacía derretirse.

Aulló de una forma mucho más espeluznante a las anteriores.
Realmente iban a pasarlo mal...

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